Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día. Bitácora de Aventuras, edición te cuento: Cuando era "adolescente" estaba convencida de que quería ser la primera presidenta de Puerto Rico, me incomodaban tantas situaciones del país, quería traer cambios. Poco tiempo después, le perdí el interés, quizás porque con el tiempo uno entiende mejor que liderar un país no se trata de ponerse un título y tener las buenas intenciones. Entré en una etapa de burbuja, me aseguré de rodearme solo de lo que me hiciera olvidar y ser feliz; casita pequeña, no televisión, no noticias, plantitas en el balcón para tener a quien contarle mis historias. Esta etapa no me duró tanto, se me ocurrió que no necesariamente tenía que ser la presidenta para hacer algo por la isla, quizás porque me gustan los experimentos y soy macabramente impulsiva. Empecé a ponerme pequeñas misiones a corto plazo; como depender del transporte público en lugar de guiar, para pensar cómo mejorarlo; cambiar mi dieta, para cuidar mejor mi cuerpo y la tierra; conocer culturas nuevas, para ver otros estilos de vida; renunciar a mi trabajo, para dejar de pintar de rojo o azul las propuestas según el alcalde; quedarme con el trabajo que no fue parte del plan, para seguir confirmando que existen pocas cosas tan gratificantes como la sencillez de ver a una persona feliz por comer. Después pensé, sí, tremendo Natalita, todo esto beneficia a una sola persona, vamos a establecer misiones con mayor alcance, que afecten a otros compañeros humanos y los buenos proyectos que debe haber por ahí. Me dediqué a conocer y contar las historias de nuevos emprendedores en la isla; producción local, artistas, cocineros, costureros, músicos, agricultores. Los nuevos agricultores se ganaron mi corazón de una manera muy especial, entre mi amor por las plantitas y el deseo de volver al monte que mi familia orocoveña siempre ha desalentado con sus "tanto que estudiaste, y quieres echar pa'trás". Empecé la misión de apoyo a ellos haciendo mis compras en mercados pequeños y al verdurero que pasa por la calle con su carrito de compras. Entonces me di cuenta de que para traer cambios grandes no hace falta hacer tanto ruido, basta con tomar pequeñas decisiones a diario; así que dejé de consumir por completo en todas las industrias que no fueran boricuas. Me puse como meta a largo plazo regalarme una finquita, y unirme a todos esos proyectos de los que tanto había estado leyendo (al final, la vida de burbuja que tanto estaba buscando es un poco más fácil en el monte). Literalmente, la próxima semana, busqué en clasificados anuncios de fincas, solo para ir motivándome a hacerlo dentro del año que me había propuesto. Encontré un anuncio que me pareció muy bueno para ser cierto pero dije, no tienes nada que perder, llama; una semana después, compré el terreno, sin saber nada sobre cómo cultivarlo; maldita impulsividad. Desde entonces, he estado aprendiendo por mi cuenta sobre la agroecología y todas las posibilidades para el pequeño espacio que adquirí, y que ahora cuido. No tengo un plan concreto para él, bueno, ella, su nombre es femenino, pero sí sé que en un futuro me gustaría que sirviera para sustentar a mi familia y, por qué no, de inspiración a todo el que anda coqueteando con la idea de vivir una vida en el monte, con todas las libertades que van de la mano con esa vida. Habiéndote contado una de mis historias, te cuento que si escuchar historias es para ti, aquí estaré todos los días regalándote una, y con ganas de escuchar las tuyas, no sin antes dejarte con un "la" de la próxima historia para que corras a leerla (o en la dirección contraria) lo más rápido que puedas: esta es la Bitácora de Aventuras de una eterna niña de 5 años, que vive asumiendo esa postura firmemente, con todo lo que tener 5 años por siempre implica. 13 de enero de 2017 Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me ...