Vos sabías que la palabra rutina viene de ruta? Yo no.
Yo me di cuenta hace poquito.
(Ya me había pasado con Venecia y Venezuela y con Jara y jarillla. Pero bue, cosas que me pasan)
Es terrible que rutina venga de Ruta.
Porque quiere decir que uno usa una rutita para transitar una vida chiquita con destinos cortitos y que quedan cerquita.
Todo pequeño, repetitivo, ni malo ni bueno, eso.
Dice el diccionario etimológico que ruta proviene del verbo latino rumpere, romper, que nos llegó a través del francés route. La relación entre romper y ruta es que, en el latín vulgar, se decía rupta via ‘camino roto’ con el mismo sentido con que hoy decimos “abrir un camino”.
Y una vez que el camino está abierto y es recorrido muchas veces se convierte en una rutina, que se refería, inicialmente, a una ‘ruta muy frecuentada’. Hoy denota ‘hábito adquirido’ o ‘costumbre de hacer las cosas sin necesidad de pensar en ellas’.
Entonces entendés por qué es tan difícil salir de la monotonía.
O, peor, por qué todo lo que hacemos se puede volver rutina.
El cerebro es vago y busca el camino fácil, dicen las neurociencias.
Lo tremendo es que lo nos gusta también se puede volver rutinario.
“Al lugar donde fuiste feliz no debieras tratar de volver”, dice Sabina.
Y la rutina en el sexo?
Anaïs Nin, la escritora francesa, amante de Henri Miller, amiga de Dalí y de Artaud y pionera de la literatura erótica femenina decía, hace cien años:
El sexo no prospera en medio de la monotonía.
Sin sentimientos, sin invenciones, sin el estado de ánimo apropiado, no hay sorpresas en la cama. El sexo debe mezclarse con lágrimas, risas, palabras, promesas, escenas, celos, envidia, todas las verdades del miedo, viajes al extranjero, caras nuevas, novelas, relatos, sueños, fantasías, música, danza, opio y vino.
Tá fácil, no?
Muchos ven un gran curro en esa tendencia de usar “juguetes eróticos” para recuperar el deseo perdido en la pareja. Ponele.
Los juguetes y los disfraces y todo eso funcionan, pero con una pareja nueva! Sirven en la ruta del deseo, no en la rutina.
Hoy, en muchos hogares, el kit del porno shop, está guardado junto a la amoladora, al tecladito Casio, la bici fija y la maquinita para masa madre y todo lo que te compraste porque te tenías fe.
Bueno, amigues. Parece ser que la rutina nos tiene atrapados.
Habrá que salir a la ruta y empezar a “hacer dedo.”